El Parkour no es solo desplazarse de un lado a otro, también son piruetas y saltos. Lo importante es evitar obstáculos y ser ágiles al avanzar.
Los inicios del parkour se dan a finales de los años 1980, en Francia, un grupo de adolescentes comenzó a entrenar los suburbios parisinos, sus prácticas se centraban en la agilidad, fuerza y desafíos para fortalecer la mente y el cuerpo.
La relación entre París y el parkour es profunda y simbiótica. La ciudad, con su mezcla de arquitectura histórica y moderna, ha servido como el telón de fondo perfecto para que esta disciplina florezca.
Los traceurs, como se conoce a los practicantes de parkour, han transformado monumentos, plazas y calles en su terreno de entrenamiento. Lugares icónicos como el Palais des Congrès y los techos de Montmartre han sido testigos de innumerables saltos y acrobacias, convirtiéndose en un escenario natural para el arte del movimiento.
La influencia de París en el parkour no se limita solo a su entorno urbano. La ciudad ha sido el hogar de importantes eventos, competiciones y encuentros que han ayudado a popularizar y formalizar esta disciplina.
El Paris Parkour Summit, por ejemplo, ha reunido a algunos de los mejores atletas de parkour del mundo para compartir conocimientos, técnicas y pasión por el deporte. También pudimos ver su presencia e influencia en la inauguración de los Juegos Olímpicos Paris 2024.
El parkour y París tienen una conexión que va más allá del deporte; es una relación que encapsula la esencia de la creatividad, la superación y la transformación.